martes, 19 de agosto de 2008

oda al pedo

Y en un estornudo te llevaste el ruido, mi silencio y me dejaste en nada. Pero nada no es nada, sigue siendo algo por muy nada que sea. La “nada” es un algo invalorable, nadie la toma en cuenta. Nada. Porque nada es mucho si quiere pasar de ser algo a ser nada. Bueno, y durante ese estornudo dejaste mi alma en nada, nada porque antes tenía pena y una angustia que me arañaba el cuerpo como uñas de gato afiladas con limas rotas, pero hoy esta neutra, no la toman en cuenta y pasa desapercivida a donde sea que vaya, tú dejaste mi alma en nada. Y mis recuerdos los quemaste en la fogata del infierno con todo mi futuro y espectativas, armando un diálogo espantoso, en el que protagonizábamos a dos jinetes a cargo de un mundo nuevo, al cual nunca pertenecimos y nos obligaban a pertenecer. Responsables de algo infinito, una pesadilla interminable, incapaces de realizar lo que debíamos hacer. Y ahora que estoy en nada, me ataca la vergüenza, y la pena me persigue, me bota y devo arrastrarme en ves de caminar, por el tan solo miedo a que me vuelva a botar. Voy sin rumbo y no tiene sentido seguir arrastrándome y es por eso que sigo, porque lo que no tiene sentido es mi verdadera razón para seguir viviendo, arrastrándome, rasguñada y sufriendo. Ahora ya nadie me recuerda, me dejaste en nada, mi existencia es agua evaporada, que se transforma en una nube que poco a poco se va esfumando. Hoy puedo darme cuenta que todos me olvidaron y que el mundo ha evolucionado sin mi presencia, que no existo. Me dejaste en nada y no tengo nada. A mis sentimientos les brotaron alas y se fueron a perseguir a otro, y durante una duda lo que me quedaba tomó sus maletas y se fue. Y tu, descarado que me dejaste en la nada, te fuiste con todo, rápido y satisfecho, sin nada que perder. Pero mi desgracia fue tras de tí, siguió tus pasos y su único deseo es encontrarte. Entonces escóndete porque la nada te espera. Tú, que no tenías nada que perder, ahora vas a ver lo que es tener nada, te prometo que no va a doler porque sin los sentimientos es difícil sentir. Denuevo, escóndete porque la nada te espera con nada, sin nadie.

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