lunes, 27 de agosto de 2012

Morfina, eso quiero. Morfina. un respiro, un sueño mas largo del que despierto todas las mañanas, un descanso para mi cabeza de este mundo que me tiene dado vuelta. Quiero escribir, quiero decir algo y no puedo. Tengo miedo. ¿Cómo saber qué es bueno y qué es malo? Si en el fondo lo que hacemos solo nos afecta a nosotros mismos, por qué habria de ser mal visto. Robar es malo, es apropiarse de lo que no te pertenece, es quitarle algo a alguien que seguramente trabajó duro por eso. Mentir, bueno, mentir es malo... aunque a veces quisieramos que no. Pero amar... amar es bueno, el amor es bueno, te hace feliz. Te da una razon para levantarte todas las mañanas, te da una sonrisa, te da cariño, te da un respiro, te da un descanso, te da practicamente todo lo que buscas. Te da a alguien, o a veces mas que a uno. Te da confianza, te da algo en que pensar, te da ganas, inspiración. Es bueno.
No conocemos a nadie, de hecho, muchos no se conocen a ellos mismos. Yo, por mi parte, empiezo convencida de las cosas y soy una enamorada de la vida. Creo cada cosa que me dicen y vuelvo a caer. Soy impulsiva, eso sí lo sé, pero es difícil de controlar cuando algo se siente tan bien. Amar es bueno, por lo que en lo personal no me limito - o por lo menos eso era lo que hacía antes - a demostrar amor o ternura una vez que la otra persona da el primer paso. Lo que no entiendo es por qué dan ese paso si luego se van a arrepentir. Ese paso es importante, es desicivo, es difícil y debe meditarse para no dañar a la persona a tu lado. Es difícil darte cuenta que la mayoría de las personas dan ese paso como quien toma desayuno en la mañana, te dicen te quiero, te dan besos, te invitan a ver el atardecer en el mar, para luego dar un paseo por las estrellas y ver el amanecer en la montaña, sin ningún plan de quedarse para verte sonreir.
La vida se va poniendo más difícil, cada vez estás más solo y vas respondiendo a tus acciones, todos los días más criticadas que el anterior. La gente ya no sabe dónde meter su nariz y mi vida pasa llena de personas sin rumbo, que preguntan lo que se les viene a la mente con una inmensa falta de interés a tu respuesta. Preguntan para ver si existen, para ver si los escuchan.
Es que ya me doy cuenta que soy como Google, soy el objeto de todos y van por mí cuando me necesitan. Luego, es tan fácil como cerrar la ventana, aunque algunos más respetuosos me minimizan, pero ya me da igual. La cosa es que estoy enamorada del amor, pero no de mí. El amor me hace desconfiar de mi misma y mi capacidad de "retener" a las personas, aunque no estoy segura de que esa sea la palabra correcta, pero a lo que me refiero es que se me hace muy difícil que las personas se queden. Intento ser tolerante y buena, justa como se diría en la iglesia. Y no soy demasiado buena, solo lo necesario para hacer un bien a la gente que quiero, pero se me paran los pelos de solo pensar que la gente no valora nada de eso.

No hay comentarios: